Perú, terrorismo de Estado

1.5.08

Leo en La Primera, un artículo editorial que escribe César Lévano, el cual describe fehacientemente la realidad peruana en cuanto presa de un terrorismo de estado, sólo equiparable al periodo de la dictadura fujimontesinista.


Los derechos secuestrados

Ahora que se habla tanto de terrorismo, es bueno precisar que en el Perú se ­ejerce un terror cotidiano contra el pueblo, sus derechos, su vida y su estómago. Ése será sin duda el leit motiv del mitin que esta mañana realiza la CGTP en la Plaza Dos de Mayo.

¿Qué otra cosa, si no crueldad y violencia, significan los despidos en masa que dejan sin pan a miles de trabajadores cuyo crimen consiste en organizar o defender sindicatos?

¿Qué otra cosa significa el privar a los trabajadores de conquistas como la jornada de ­ocho horas, el derecho a la seguridad social, a las vacaciones y la compensación por tiempo de servicios?

¿Qué, si no terroríficas, son, para la mayoría de peruanos, las alzas de precios, la corrupción, el desempleo?

¿Qué, si no terrorismo de Estado y licencia para matar, es el Decreto Supremo 007-2008, que autoriza la intervención de las Fuerzas Armadas en los conflictos sociales?

Ese decreto autoritario, firmado por el presidente Alan García, el ministro del Interior, Luis Alva Castro, y el de Defensa, Ántero Flores Aráoz, ha sido publicado el domingo 27 en El Peruano.

El texto prescribe que en zonas no declaradas de emergencia, “la autoridad política o policial del lugar en que se produzcan los supuestos señalados en el artículo 2o. del presente Reglamento deberá, en el día, solicitar la intervención de las Fuerzas Armadas al ministro del Interior, quien, una vez evaluados los hechos, trasladará inmediatamente el pedido al ministro de Defensa, a efectos de su determinación.”

Desde luego, el patán --perdón: quiero decir el ministro de Defensa-- que dijo “que los cusqueños se queden con su Cusco”, podrá ordenar, con su estilo campechano: ¡métanles bala, carajo!

El dispositivo refleja no sólo la inflexión fascista del régimen de ­Alan García, sino también una consigna represiva dictada por Washington. En el primer tomo de Reflexiones de Fidel (cuatro tomos de peso histórico), el jefe de la Revolución Cubana transcribe al respecto un documento revelador. Son declaraciones del mexicano Alberto Arroyo.

Informa Arroyo que Estados Unidos ha impuesto una Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), que complementa el TLC firmado por México, Estados Unidos y Canadá. El primer objetivo de ASPAN, precisa, es fortalecer los esquemas militares y de seguridad para enfrentar la resistencia de los pueblos.

“No es solamente”, prosigue el mexicano, “ubicar bases militares en las zonas de peligro o en las zonas con altos recursos naturales estratégicos, sino tratar de crear ­una coordinación estrecha, con planes concertados con los países, para mejorar los esquemas de seguridad que son una forma de enfrentar, como si fueran criminales, a los movimientos sociales.”

¿No suena a música conocida, a letra de Decreto Supremo?

César Lévano

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