Interesante el punto de vista de César Lévano respecto del rol de Alan García.
De Felipe a Felipillo
El presidente del Perú, Alan García, ha aprovechado su visita a España para ofender a los peruanos y postrarse de rodillas ante el gran capital.
En una entrevista para el diario madrileño ABC, publicada este domingo, rebaja a los peruanos a la condición de perros. Lo hizo, en efecto, en este diálogo:
“–El perro del hortelano contemporáneo del que usted habla, ¿en quién se personifica en el Perú?
“–En todos los peruanos. En nuestras ideologías que nos impiden ver lo práctico.”
Hay que subrayar que la entrevista fue realizada en Lima, antes del viaje del Mandatario, y es posible que haya sido revisada por éste.
El texto encierra, además, una confesión. Si todos los peruanos son como el perro del hortelano, quiere decir que nadie ha creído acá su bullado escrito.
Por si fuera poco, García culpa de nuestros males a las ideologías. A todas en general, por tanto, también a la aprista.
El ideal de García resultaría, así, no profesar ideología alguna.
Por lo demás, nuestro gobernante insiste en dictar cátedra de ignorancia. En otra entrevista, publicada ayer martes en El País de Madrid, ha repetido la temeridad de que la comunidad campesina fue creada “hace 450 años para reubicar a los indígenas en las zonas más improductivas”.
No se ha enterado de que el ayllu es anterior a la llegada de los españoles. Tampoco sabe que hay diferencias históricas en la distribución espacial de las comunidades. En el Cusco, en general, las comunidades fueron, en efecto, lanzadas a las alturas menos productivas. Pero en la región central, ellas se quedaron con las mejores tierras, y los terratenientes ganaderos se establecieron en las altas. Eso se precisa en muchos estudios históricos y antropológicos, y explica diversas diferencias económicas, sociales y hasta folclóricas.
Dijo García a El País: “La obligación de un político es estudiar y leer, y el que no conoce la realidad y no sigue sus cambios, cae en la demagogia y el error”. A confesión de parte…
“Un gobierno de izquierda jamás puede ser enemigo del gran capital”, aseguró García. “Eso es lo que hizo Felipe González”.
Claro que el Perú no es lo mismo que España. Acá hay problemas que vienen en parte de la conquista española. Pero cuando habla del gran capital, García piensa sin duda en la relación –o más bien asociación– de su gobierno “de izquierda” con magnates como Dionisio Romero, para quien prepara una concesión depredadora en la Amazonía.
La relación de García con el gran capital no es la de Felipe González, pero sus declaraciones son las de un Felipillo.
No se trata, hemos dicho y repetido, de oponerse a la inversión extranjera. El quid está en que esa inversión se someta a las leyes y los intereses del país y de su población, incluidas las comunidades campesinas y los habitantes amazónicos.
Fuente: La Primera
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